Esos madrugones en pleno invierno para sentarse en un aula helada a las 08:30 de la mañana y escuchar al profesor formulando teorías filosóficas, o recordando las Leyes de Mendel, o simplemente la profesora de matemáticas entrar diciendo "buenos días, hoy examen sorpresa...". Pues si, pese a todo, se echa de menos.